jueves, 28 de febrero de 2013

¡NO MÁS MERCURIO, POR FAVOR!


Naciones Unidas, con el acuerdo de 140 países, aprobaron el texto final del Convenio sobre el Mercurio, denominado la Convención de Minamata, el pasado 19 de enero de 2013. Este texto pretende regular y restringir drásticamente el comercio y suministro de mercurio, así como el uso del metal en productos y procesos industriales. Esta Convención deberá ser ratificada por al menos 50 estados para entrar en vigencia, lo cual podrá tomar algunos años en lograrse, sin lugar a dudas, por las grandes implicaciones que tiene, especialmente en materia de minería.

La Convención de Minamata es un homenaje a la ciudad japonesa del mismo nombre, donde en la década de los 50 se produjo un grave caso de envenenamiento con mercurio debido a los vertidos incontrolados de la empresa Chisso Corporation. El consumo del pescado contaminado de la Bahía de Minamata afectó directamente a unas 3.000 personas cuyo organismo fue intoxicado por el metilmercurio.

Ante esta perspectiva, suena paradójico conocer que una comunidad afrodescendiente, anclada en el Chocó colombiano, extrae y procesa oro desde tiempos inmemoriales, sin utilizar mercurio en el proceso. La resina extraída de una corteza hace el trabajo del mercurio, sin generar ningún impacto ambiental negativo. Es la razón por la que ha sido éste el primer proyecto de minería en el mundo en recibir el sello de Comercio Justo de la Fair Trade Organization. ¿Llegó la hora de rescatar masivamente muchísimos conocimientos ancestrales, injustamente sepultados por la civilización de la máquina y la química industriales? Mucho me temo que sí. ¡Enhorabuena!

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