EL HERALDO. Barranquilla, Colombia
27 de Febrero de 2013
“Responsabilidad
Social no es asistencialismo”: Ramiro Restrepo González
El primer “Foro H” fue
todo un éxito, con la participación de numerosas empresas.
Con consumidores más
exigentes, muy comprometidos con el cuidado del planeta y el mejoramiento
social, las organizaciones empresariales están, más que nunca, obligadas a
tener una mayor Responsabilidad Social. Así lo dijo ayer el reconocido
consultor Ramiro Restrepo González, durante el primer “Foro H” de EL HERALDO,
que contó con el patrocinio de Triple A.
Apartes de la entrevista
que el expositor concedió a la Redacción de Economía:
¿Qué
es la Responsabilidad Social Empresarial?
La manera más simple de
definirla la usó la Unión Europea en su agenda de Responsabilidad Social 2011 –
2014, en la que dice, sencillamente, que es la responsabilidad de la
organización sobre los impactos positivos y negativos que en la sociedad pueden
producir sus operaciones y sus actividades. A eso le agregaría que es tener una
agenda de diálogo abierto, permanente, con las distintas partes interesadas que
resulten afectadas o beneficiadas por los impactos que la actuación de una
organización produce.
En
Colombia existen toda clase de normas (laborales, sociales, de protección del
medio ambiente,...), pero los colombianos sienten que están en el papel y no se
aplican en defensa de esos sectores, por una gran permisividad frente a las actuaciones
empresariales que van en contra de lo que debe ser la Responsabilidad Social.
¿Su opinión?
La capacidad de
inspección, vigilancia, control y sanción del Estado colombiano es frágil,
débil. Eso lo estamos viendo en el frente de la minería, donde el Gobierno está
reaccionando, pero se percibe que es de manera lenta, tardía. Tenemos una muy
buena legislación sancionatoria ambiental, desde 2011, pero eso requerirá una
institucionalidad estatal más fuerte, vigorosa y amplia que permita generar
parámetros de exigencia en todo el territorio nacional. Creo que estamos
distantes de eso, pero la problemática minera va a acelerar ese proceso de
mayor exigencia.
Hay
quienes creen que la Responsabilidad Social Empresarial es solo para los
privados. ¿También debe existir un compromiso desde lo público?
Eso es clarísimo. El
Estado también es una organización y está llamado a adoptar estándares de
gobierno responsable. El IWA-4 es un estándar poco conocido, de hace unos
cuatro años, cuyo propósito es poner a disposición de la administración pública
una metodología para construir gobiernos responsables. Y hay otros frentes:
desde el punto de vista de las políticas públicas, el Estado puede ayudar, contribuir,
a promover el desarrollo sostenible y la responsabilidad social. Puede, además,
generar estímulos tributarios de distintas naturalezas; puede privilegiar en
sus procesos de contratación pública la compra responsable y apoyar así a
aquellos proveedores que aporten servicios o productos elaborados
responsablemente.
Premiar
lo que se haga bien…
Así es. Eso puede ayudar
mucho más que las penalidades.
Le
escuchamos decir que en el mundo estamos frente a un nuevo consumidor, más
exigente y comprometido con el cuidado del Planeta, caso de los indignados en
Europa. Respecto a esa tendencia, ¿cuál debe ser la acción a asumir por parte
de las organizaciones?
Establecer procesos de
diálogo. Una organización inteligente no va a generar litigios con activistas,
ciudadanos o consumidores. A partir del diálogo se puede mejorar mucho y se puede
volver a sus consumidores leales y aliados.
Algunos
empresarios creen que Responsabilidad Social es asistencialismo, regalar esto o
medio componer aquello. ¿Es un concepto equivocado?
Sin lugar a dudas. La
asistencia humanitaria es un principio noble, legítimo, de la convivencia de
los seres humanos; otra cosa es el asistencialismo. Este último, de dar y dar,
lo que crea es poblaciones dependientes, pero no ayuda a resolver nada de
fondo. Las donaciones, como manifestación del asistencialismo empresarial,
pertenecen a una época ya sobrepasada por los hechos: era la época filantrópica
de la responsabilidad social, que consistía en apartar una porción de las
utilidades anuales y distribuirlas en causas sociales. Se conserva hoy día el
concepto de inversión social, distinta al del asistencialismo, que es uno de,
al menos, siete frentes de actuación de la responsabilidad social estratégica.
La responsabilidad social es medular al negocio, no es marginal, y empieza por
dentro: compañías bien gobernadas, transparentes, éticas en sus actuaciones,
con procesos que minimizan los impactos negativos en el ambiente, en las
personas y en la sociedad, pero que también optimizan sus relaciones con los
actores sociales a quienes sus operaciones puede impactar, negativa o
positivamente.
¿Frente
a un consumidor más exigente, la Responsabilidad Social Empresarial es uno de
los activos más preciados de cualquier organización?
Correcto. Porque, por
ejemplo, le mejora su eficiencia operacional, léase le baja costos; le mejora
su legitimidad social o sea su aceptación de parte de consumidores,
trabajadores, proveedores, etc., con lo cual la compañía gana en lealtad de sus
clientes y en el posicionamiento de marca; mejora su reputación organizacional;
disminuye altamente su perfil de riesgos y, seguramente, se va a cotizar mucho
más, por mencionar algunos beneficios. Claro que eso se logra mediante una
aplicación consistente, sistemática y duradera en el tiempo de los conceptos de
la Responsabilidad Social y Desarrollo Sostenible. Esos beneficios no se
consiguen con una simple campaña o con la publicación de una memoria de
sostenibilidad, con un proyecto o con acciones y planes puntuales. Se requiere
amplitud y sistematicidad. Permanencia. Constancia.
Por
José Granados Fernández
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